Los Megáfonos y la política 2.0

LLevo mucho tiempo pensando en cómo definir a los políticos, sobre todo los venezolanos, que se han volcado a las redes sociales para estar en «contacto directo» con los electores, los que votaron por ellos y los que no, y el tipo de relación que mantienen o que han creado estos últimos años.

Lamentablemente, no he sido muy optimista al respecto y aunque hay un par que ha evolucionado, esa cantidad es insignificante si la comparamos con el número de diputados, gobernadores y presidentes, que he listado en twitter.

La mayoría de esos políticos que he monitorizado por más de un año, tanto en campaña y como funcionarios electos, se ha comportado como «político megáfono». Es decir, políticos que están en la red pero para promocionar su imagen vía redes sociales, o para que nos inscribamos en su página web…

Sus mensajes se traducen en invitaciones hacia los ciudadanos-electores, en la creación de bases de datos o para “informar” de sus giras, reuniones o discusiones… Estos políticos (pueden también ser empresas o marcas) no conversan, o lo hacen muy poco con sus electores, que dejaron de ser seguidores por el simple hecho de haber votado por ellos y haberles dado la responsabilidad de la gestión pública.

Estos políticos los podemos identificar por:

1- Le hacen RT a todo lo que les dicen, pensando que así se comunican con el elector. Son repetidores de quejas, sugerencias o halagos.

2-Cada cierto número de tweets hacen la invitación para inscribirse en su página web, o en la del partido, porque es la única opción para «luchar» por el país.

3-No generan debates o discusiones, se limitan a decir que están en la comunidad tao o cual, reunidos con algún sector.

4-No usan hashtags ni palabras claves para que las discusiones perduren en el tiempo o las indexen los buscadores.

5-No hacen «mention» o «reply» y muchos menos envían DM, suelen responder todo con RT, es decir, no le dedican tiempo al elector que le hizo la consulta, simplemente la hacen masiva y creen que si la leen todos, se ahorran trabajo.

6-No usan las redes para movilizar a sus electores, desaprovechando el alcance que le brinda la inmediatez. Para movilizar se necesita también un mensaje, además del medio y la estrategia y “nuestros líderes” no han podido movilizar la cantidad de gente deseada ni con los medios tradicionales, justamente porque fallan en la construcción del mensaje y porque creen que la plataforma que usan en internet hará el trabajo por si sola.

7-Y lo más importante, no conversan, no recogen ideas ni preguntan a los electores lo que opinan de los proyectos de ley o las políticas públicas que presentarán. Y si lo hacen, es luego de ser llevados a la Asamblea o al Gabinete, donde hay pocas posibilidades de rehacerlo por completo.

¿Quién llegó primero, los ciudadanos o los políticos?

El ciudadano llegó primero a la red que nuestros políticos, y debe obligar a estos y a los funcionarios públicos a conversar y a rendir cuentas… No es suficiente con promocionar políticas públicas…Hay que obligar a que se realicen y además hay que obligarnos a nosotros mismos a hacerles seguimiento.

La red 2.0 no es sólo un canal o medio para hacer campaña y opinar sobre ellas, también es un canal que nos permite monitorizar, controlar y proponer soluciones a la gestión pública. Es un canal para expresar la opinión de los ciudadanos y las denuncias contra los abusos de poder.

La red puede entonces convertirse en un elemento de transformación, nos da la posibilidad de pasar de usuarios a ciudadanos involucrados en la gestión pública y de generar políticos y funcionarios responsables y comprometidos.

La red se ha convertido en un gran canal de conversación, por ende, puede utilizarse para consultarles, preguntarles y para involucrar a los más jóvenes. Los políticos se sorprenderían de la capacidad de respuesta y de colaboración que existe en la Web. Las iniciativas ciudadanas son variadas, pero necesitan del sector público y estatal para que se conviertan en políticas públicas o en legislaciones. Hasta ahora el “megáfono” ha estado sonando muy alto, cuando lo apaguen y escuchen, encontrarán en la red un canal bidireccional para recoger ideas e iniciativas que nos lleven hacia el progreso.

El compromiso, la influencia y el trabajo en red en la política 2.0

El compromiso no es sólo del ciudadano, el compromiso, principalmente, tiene que venir de los políticos y de los servidores públicos… Nos piden siempre que nos movilicemos, que votemos, que colaboremos ¿y ellos? El Estado, el gobierno, los partidos, los políticos… ¿qué darán a cambio? No podemos movilizarnos a ciegas… Ya lo hemos hecho y nuestras acciones, aunque importantes, han quedado, la mayoría de las veces, en buenas iniciativas, pero no en hechos concretos.

La colaboración, la recomendación y el diseño de contenido propio o exclusivo para la red ha sido la clave de los ciberactivistas venezolanos, mucho antes de que los medios los invitaran a enviar material audiovisual para convertirse en “periodistas ciudadanos” y muchísimo antes de que los políticos llegaran con sus ofertas y “megáfonos”.

La movilización y el compromiso debe estar del lado de los medios y de los políticos porque desde hace años los ciudadanos ciberactivistas lo están.

En la política 2.0 está pasando algo similar a lo que sucede en la publicidad y el mercadeo en la red… Los “consumidores” que pasaron a ser “prosumidores”, les interesa más la opinión de gente similar a ellos que ya compraron y probaron el producto, a la opinión del que lo fabrica y vende… Por ende, aquellos que generan contenido y opiniones en la red sobre las campañas y candidatos son mucho más valorados que el que pretende llegar al cargo… La decisión, de un elector, que se asume como tomada con anterioridad, puede cambiar días antes de la votación si un “influencer” revela un dato de última hora en la red. Y el cambio lo hace por el simple hecho de identificarse con esa persona y por valorar su opinión, sin dejar de lado que la relación de influencia se basa en la conversación

Facebook, Twitter, blogs, Youtube… Son servicios, herramientas… Las redes las hacen las personas y la influencia, por ende, es ejercida por uno, varios o todos los miembros del grupo que conversa y se interrelaciona.

Una red con influencia, es una red consolidada que dialoga e interactúa… No necesariamente alrededor de un nodo (1 persona o grupo), simplemente son varios nodos interconectados que se complementan. Por ejemplo, en mis redes tengo individuos con opiniones y gustos variados pero que coinciden en algunos intereses y valores conmigo: como el estar informado, informar, colaborar, ayudar, compartir, crear contenido, entre otros… Por lo general al compartir esos intereses puedo gozar de la variedad de opiniones presentes desde temas que no manejo como, por ejemplo el deporte y a su vez complementar o crear discusiones en temas en los que profundizo por trabajo, como la política.

Tenemos que tener claro que “la red” la tejemos nosotros a través de la consolidación de vínculos con otras personas que poseen intereses similares a los propios, que las herramientas que utilicemos sólo reflejan la estrategia que queremos seguir.

La influencia que genera una red, en nosotros, dependerá de la valoración que le demos a las opiniones que las conversaciones generan. Entonces todo se basa en la capacidad de convertir nuestras redes en “sociales y conversacionales”. Creemos en alguien al basarnos en el valor que le damos a la relación que entablemos, a la confianza que depositamos en ella y a la reputación del otro

Los ciudadanos tenemos dos opciones al sumarnos a la red del funcionario público o político que nos representa… Ser un ciudadano o ser sólo un militante.  En el caso del primero, podemos tener o no simpatía por el funcionario, candidato o político… pero sabemos exactamente cuáles son las responsabilidades de él y las nuestras… A través de los diferentes servicios y cuentas que maneje en la red, entablar una comunicación que se preste al diálogo para compartir denuncias, ideas, soluciones y hasta felicitaciones…

Sólo así, involucrándonos y generando conversación, ayudaremos a generar funcionarios comprometidos que naturalmente rindan cuentas. Si sólo somos militantes y nos comportamos como seguidores, promocionando lo que hace el político en la red sin importar si conversa o no con nosotros, estaremos contribuyendo a que el volumen del “megáfono” suba y que el político adopte una postura cerrada.

La responsabilidad de que la política en la red funcione la tienen ambas partes, debe venir tanto de los ciudadanos como del político. Pero son los primeros quienes deben exigirlo si ven que éstos últimos se hacen los locos.